En el mundo de este deporte dominicano hay compras que marcan antes y después, y una de ellas es sin duda
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la que protagonizó Aburto Fernández cuando decidió pagar la suma de 60 mil dólares por el reconocido padrote “La Araña”, propiedad en aquel entonces del afamado criador Rafael Perelló.
Esta transacción no solo rompió récords en el país, sino que colocó a Aburto en la conversación como uno de los inversionistas más atrevidos y visionarios del circuito.
“La Araña” no es un padrote cualquiera. Su nombre arrastra un linaje probado en cancha, con estadísticas superiores en producción y con descendencia que ha dado de qué hablar tanto en la República Dominicana como en plazas internacionales.
Perelló, conocido por no soltar fácilmente ejemplares de esa categoría, solo accedió ante una oferta que para muchos era impensable pagar en territorio dominicano. Ese cheque de 60 mil dólares selló una de las ventas más sonadas de los últimos años.
Desde que la noticia salió a la luz, las reacciones no se hicieron esperar. Para algunos, Aburto hizo una jugada maestra; para otros, asumió un riesgo gigantesco.
Pero lo cierto es que en el deporte moderno, donde la genética fina decide carreras completas, tener un padrote como La Araña es un pasaporte a la primera fila.
Con esta compra, Aburto Fernández no solo adquirió un ejemplar compró tiempo, nombre y proyección. Y, como dicen los viejos galleros, “cuando un padrote está probado, el precio deja de ser caro y pasa a ser historia”.